Con profunda tristeza veo que cada día nuestra seguridad y la de nuestras familias es más que vulnerable. Pero me indigna como padre de familia, que no exista un programa educativo obligatorio y masivo, que siembre en la semilla de las nuevas generaciones no solo el respeto a la vida como la lucha contra el aborto, sino que les muestre la importancia del respeto al individuo, a la mujer, a los hijos y el valor de la verdad y de la honradez. Que les haga ver a las nuevas generaciones la importancia de la lucha contra el crimen, contra las drogas y que en ellos despierte el sentido común de lo que está bien y lo que está mal. Hace unos años el Gobierno lanzó un concurso para ver cuál era el trámite más burocrático: Por Dios!! Hay miles…MILES. Debió haber habido empate.
Mejor suban sueldos y seguros a los policías y den mejores recompensas para denunciar a bandas de delincuentes, al tiempo que hagan programas para sembrar en las nuevas generaciones la importancia por ser mejores ciudadanos. Lo que sembremos, tendremos. Ya basta de que se exijan aumentos al magisterio cuando la calidad educativa no es la que merece nuestro país, y cuando mucho más se podría hacer en las escuelas para enseñarles a los alumnos la importancia de que lo que son ahora, se convierta en la esperanza de lo que NECESITAMOS en un mañana que hoy por hoy es cada vez más incierto.
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